Miguel Zúñiga Juárez
Análisis del Acontecer
En el Istmo de #Tehuantepec, zona con más afectación por los movimientos telúricos del mes de septiembre, la Fiesta de los Fieles Difuntos, no será menos que años anteriores, la etnia zapoteca no dejará de rendirles culto a sus muertos. El Xandú o Biguie seguirá de pie.
Casilda una mujer de 60 años, que sintió de cerca la muerte durante el sismo del 7 de septiembre que devasto gran parte del Istmo, se siente segura de que los espíritus de sus ancestros le dieron la oportunidad de seguir vivía, por ello los celebrará con todo lo que pueda a dos años del sismo que devasto el Istmo.
Ella es parte de los damnificados que recibió la tarjeta de BANSEFI con apoyo del FONDEN, su casa está destruida, hace unos días lo que quedaba fue removido, con ello se fueron recuerdos y fotografías, pero no la fe en la vida después de la muerte.
Con lágrimas que se asoman por sus ojos, sentada en una gran silla que cubre sus enaguas, asegura que como cada año en lo que queda de su terreno montara su altar, adornado con flores de cempasúchil, bebidas y alimentos típicos de la región.
Las frutas que le recuerdan a sus padres, esposo y uno de sus hijos estarán en su lugar, aunque para ello tuvo que utilizar parte de los recursos que fue destinado para reconstruir su vivienda. “Ya después nos repondremos”, dice.
Lo importante ahora, es cumplir con aquellos a quienes la visitaran durante el 30 y 31 de octubre fecha en que estas comunidades celebran la llegada de los fieles difuntos, y eso no lo podrán sepultar todos los temblores ni desgracias que han caído en la zona, asegura.
En comunidades del Istmo de Tehuantepec, como Juchitán y Santa María Xadani, los zapotecas conviven con sus fieles difuntos durante los días 30 y 31 de octubre, a diferencia del resto del país, que celebra Todos Santos el 1 y 2 de noviembre.
El xandu´ se celebra en los últimos dos días de octubre, porque es lo más cercano al calendario zapoteca que iniciaba el 8 de febrero y culminaba el 25 de octubre.